Castillo de Alba de Aliste
En un espectacular promontorio que domina la confluencia de los ríos Aliste y Esla, hoy abrazado por las aguas del Embalse de Ricobayo, se alzan las evocadoras ruinas del Castillo de Alba de Aliste. Esta fortaleza zamorana, testigo de más de mil años de historia, nos transporta a un pasado de luchas fronterizas, enigmáticos caballeros templarios y poderosos señoríos nobiliarios. Acompáñanos a descubrir la memoria de piedra de este gigante dormido, un tesoro patrimonial que lucha por no caer en el olvido.
Un baluarte estratégico en la raya con Portugal
El Castillo de Alba de Aliste se encuentra en la pequeña localidad del mismo nombre, perteneciente al municipio de Losacino, en la provincia de Zamora. Su ubicación no es casual: erigido sobre una atalaya natural, controlaba el curso bajo del río Aliste y una importante vía de comunicación entre Zamora y Portugal. Esta posición lo convirtió en una pieza clave durante la Edad Media, especialmente en la defensa de la frontera entre el Reino de León y el emergente Reino de Portugal.
El paisaje que hoy lo rodea, con las aguas del Embalse de Ricobayo lamiendo la base del cerro, es de una belleza sobrecogedora, aunque diferente al original. La presa, construida en los años 30, transformó el entorno, pero no ha logrado borrar la impronta de su formidable valor defensivo.
Mil años de historia: de castro vetón a cuna de un condado
La historia del Castillo de Alba de Aliste es un fascinante viaje en el tiempo:
Últimos Avatares y Abandono: El castillo jugó su último papel militar relevante durante la Guerra de Restauración Portuguesa (siglo XVII), siendo tomado por fuerzas portuguesas en 1640. Previamente, en el siglo XVI, había sufrido un grave incendio. En el siglo XVIII, la fortaleza fue abandonada definitivamente, iniciando un largo proceso de deterioro.
Orígenes Remotos: Se cree que la fortaleza medieval se levantó sobre un antiguo castro prerromano, posiblemente vetón, con indicios de posterior ocupación romana. La primera mención documental data del año 960, refiriéndose al lugar como «Alba Castello».
Consolidación Real: Durante el reinado de Fernando II de León (siglo XII), el castillo se amplió y reforzó. Su hijo, Alfonso IX de León, lo utilizó como pieza clave en sus complejas relaciones con Castilla y Portugal, incluyéndolo en las dotes de sus matrimonios reales.
La Huella Templaria: Un capítulo apasionante es su pertenencia a la Orden de los Caballeros Templarios. Entregado formalmente por Alfonso IX en 1220, los templarios lo controlaron durante casi un siglo, dejando su impronta arquitectónica, como el robusto torreón cuadrangular que aún se conserva. La supresión de la Orden en 1312 puso fin a su dominio.
Linajes Nobles y el Condado: Tras los templarios, y después de pasar por varias manos, en 1459 el rey Enrique IV de Castilla otorgó el título de Conde de Alba de Liste (luego Alba y Aliste) a Don Enrique Enríquez de Mendoza. El castillo se convirtió en la cabeza de este importante señorío, lo que impulsó reformas arquitectónicas, como la construcción de la torre del homenaje, de la que hoy solo queda un ángulo. Curiosamente, el primer Conde inició también la construcción de su suntuoso palacio en Zamora, hoy Parador Nacional, marcando el inicio del paulatino declive del castillo como residencia principal.



Arquitectura de resistencia: lo que cuentan sus ruinas
A pesar de su estado ruinoso, los restos del Castillo de Alba de Aliste nos hablan de su pasado esplendor:
- Planta Irregular: Adaptada a la perfección a la orografía del cerro. Se estima que medía unos 78 metros de largo por 30 de ancho.
- Muros Perimetrales: Aún se conservan importantes lienzos de la muralla exterior.
- Torreón Templario: El elemento más icónico y mejor conservado. De planta cuadrangular y con saeteras, se atribuye al siglo XIII. Curiosamente, en épocas posteriores fue reutilizado como palomar.
- Restos de la Torre del Homenaje: Solo un ángulo sobrevive de la que fue la torre principal, símbolo del poder señorial, construida en el siglo XV.
- Materiales Locales: La pizarra es el material predominante, extraída del entorno, lo que integra visualmente la fortaleza en su paisaje.
El interior del recinto se encuentra hoy en gran medida colmatado por escombros, pero los elementos que han sobrevivido son un auténtico palimpsesto de su rica historia.
El fantasma de la desaparición: Lista Roja y desafíos de conservación
El Fantasma de la Desaparición: Lista Roja y Desafíos de Conservación
El estado actual del Castillo de Alba de Aliste es alarmante. Calificado como «ruina sin consolidar», existe un riesgo real de nuevos derrumbes. Esta precaria situación motivó su inclusión en la Lista Roja del Patrimonio de Hispania Nostra el 12 de febrero de 2008, una llamada de atención sobre el grave peligro que corre este Bien de Interés Cultural (BIC).
A pesar de su máxima protección legal, la realidad es que el castillo sufre un deterioro progresivo. La titularidad pública (Ayuntamiento de Losacino), aunque aparentemente clara, ha sido objeto de iniciativas para su definitiva confirmación, lo que podría haber supuesto un obstáculo para intervenciones. Diversas propuestas políticas han instado a la Junta de Castilla y León a colaborar en un proyecto integral de limpieza, consolidación y restauración, pero la situación sigue siendo crítica. El caso de Alba de Aliste ilustra la dolorosa paradoja de muchos monumentos en zonas rurales: protección legal sin conservación efectiva.
Ecos de leyendas y misterios templarios
Como toda fortaleza con siglos de historia, el Castillo de Alba de Aliste está envuelto en leyendas:
Atmósfera Escocesa: Su espectacular ubicación y estado ruinoso han llevado a compararlo con castillos escoceses, como el famoso Dunnottar Castle, destacando su potente atractivo estético y romántico.
La Mística Templaria: La presencia de los Templarios ha alimentado la imaginación popular, asociando el lugar a los misterios de esta orden.
Peña Furada y el Apóstol Santiago: Cerca del castillo, una roca conocida como Peña Furada (roca agujereada) es protagonista de una leyenda local. Se dice que en ella se observa la huella de la herradura del caballo del Apóstol Santiago, quien habría saltado milagrosamente desde allí hasta el castillo durante las luchas contra los moros.
El Manto de la Virgen: Otra tradición oral, más vaga, alude a un «manto de la Virgen» vinculado al sitio.
¿Te animas a visitarlo? Información práctica
Si te aventuras a visitar el Castillo de Alba de Aliste, ten en cuenta:
La Recompensa: Las impresionantes vistas panorámicas del Embalse de Ricobayo, el valle del Aliste y el paisaje circundante son, sin duda, el mayor atractivo de la visita.
Acceso: La entrada a las ruinas es libre y gratuita. No hay vallas ni control de acceso.
Horarios y Guías: No existen horarios establecidos ni servicios de guía. La visita es por tu cuenta.
¡Precaución!: Es fundamental extremar la precaución debido al estado ruinoso. Puede haber carteles advirtiendo del peligro de derrumbes.
Cómo Llegar: Desde Zamora (unos 37 km), dirígete hacia la Tierra de Alba hasta la aldea de Castillo de Alba (municipio de Losacino). Desde el pueblo, un camino señalizado te lleva a la fortaleza, cruzando un pequeño puente y ascendiendo por la ladera.